
Con el avance de los tiempos, cuando hablamos de seguridad y de las nuevas amenazas de la Seguridad 4.0, se hace una diferencia con las amenazas de la seguridad tradicional.
Ser parte de esta nueva generación de profesionales de seguridad implica afrontar el desafío, y aquí es donde aparecen los conflictos:
Primero, debemos reconocer que estamos frente a algo diferente o nuevo.
Segundo, entender esas diferencias.
Tercero, debemos actuar diferente frente a la situación.
- Reconocer que estamos frente a algo diferente
A la Seguridad 4.0 la estamos haciendo. ¿Cómo? Sumando una capa adicional a las especialidades y aplicaciones de la seguridad tradicional, pero no es sólo éso.
No hay una evolución continua y homogénea: hay cosas que diferencian lo que hay en una capa de lo que hay en la otra.
Hay algo realmente diferente, porque de no ser así sería innecesaria esta distinción.
La anticipación no siempre es fácil, aún cuando sea alguien más el que lo haga por nosotros: por más ideas y avisos que nos proporcionen, todos tenemos una capacidad limitada por nuestras propias convicciones y recursos.
Quizás acercar buenas ideas en las redes puede hacer la diferencia en este aspecto.
Tal vez, en un futuro cercano, todos compartiremos ideas que cambien de forma positiva la vida de la gente.
Lo que se viene son sistemas de seguridad autoinstalables, más sistemas de capacitación directamente al usuario para que aprenda a prevenir, y a elegir a quién contrata.
Ahí es donde tenemos nuestra gran oportunidad: la formación de la nueva generación de Asesores en Seguridad 4.0.
- Entender las diferencias
La complejidad que estamos viviendo en el mundo nos obliga a repensar algunos temas, poniendo a prueba nuestra capacidad de análisis como nunca antes.
Para anticipar y prevenir, debemos contar con toda la información posible.
Si no contamos con toda la información posible, hay que conseguir más.
Y si uno quiere conseguir más información, hay que hablar con los que saben.
Hay una forma de ver la seguridad que ya evolucionó hacia la tercer capa, cuando se determinó que es más valioso el análisis que la reacción.
De la Seguridad 2.0 a la Seguridad 3.0, la principal diferencia es que le dio más importancia a la Prevención que al uso de alarmas. ¿Por qué? Porque cuando se tiene que recurrir al uso de las armas es porque falló todo lo demás, es porque hubo un fracaso en todas las etapas previas, y ésto habla de la prevención.
En la Seguridad 4.0 hasta la prevención es distinta, porque las nuevas amenazas surgen sumándose a las anteriores, o mutan tomando nuevas formas.
Si estas amenazas son nuevas (o novedosas), nuestras soluciones también deben serlo.
Entonces, no puede ser todo igual a antes. Ya no se puede hablar de “contramedidas” (y reconozco que siempre fue una palabra que me sonó mal).
La falta de capacitación y entendimiento de la anticipación y la prevención ya es un problema global.
Nótese que en el paradigma actual, todavía las empresas de seguridad se amoldan a las leyes, cuando debería ser al revés.
- Actuar diferente frente a la situación
Prevención es ver antes: Ver antes lo qué va a pasar, prepararse y actuar resulta imprescindible para evitar las consecuencias o minimizar las pérdidas.
Pero: ¿Cómo hago para que la cantidad de pérdidas sea la menor posible si lo que va a pasar es inevitable?
Cuando hablamos de análisis de riesgo y pensamos en las posibles amenazas, no podemos descartar ninguna (la lluvia de ideas es una buena herramienta para ésto).
Así como hay gente pensando en hacer atentados, tendría que haber gente pensando en prevenirlos.
Recordemos la expresión “la realidad supera a la ficción”, no podemos limitarnos a pensar solo en aquello que imaginamos como posible. Debemos ir un poco más allá de los limites. Animarnos a pensar dando “dos pasos en la oscuridad”.
En otro artículo hice la comparación entre la popularización de internet y el fuego. Analizando ese artículo podemos alcanzar con un gran esfuerzo de imaginación cuales serán las implicancias de lo que aún es desconocido.
Teniendo en cuenta la creciente convergencia global de los riesgos organizacionales, ya se asoman ejemplos como ser:
Pérdida de principios y valores tradicionales, que vulgarizan como normal al fraude, el engaño y la mentira.
Fundamentalismos religiosos, como el que se aplica en Oriente medio y que repercute en actos terroristas en todo el mundo.
Grietas económicas y sociales entre los grupos económicos que manejan la banca internacional y los gobiernos y personas agrupadas en redes sociales, se ponen en evidencia como el caso de los chalecos amarillos en Francia y la clase media de Chile a finales del 2019.
Una empresa de seguridad debe colaborar en el análisis de todos los riesgos y volcar en los planes de seguridad y los procedimientos internos incluso en aquellos temas que exceden a su contrato (buscando la superación de expectativas).
Todos estos aspectos los debemos tener en cuenta sin olvidar algo fundamental:
La mayoría de los problemas provienen de las personas.
Por lo general, evitar que las personas ingresen a donde no deben ya ayuda bastante a que no ocurran algunos hechos negativos, pero cuando la información ya no está entre cuatro paredes sino en la nube, cuando la gente trabaja desde sus teléfonos con herramientas distintas, el control de acceso, la barrera física carece de sentido.
En un mundo cada vez más interconectado, ésto se torna sumamente complicado.
A nivel gubernamental, la falta de adecuación a los tiempos hace que las viejas estructuras pierdan su eficacia.
Las instituciones se mueren víctimas de su propia burocracia consecuencia de las viejas prácticas, fundamentalmente impulsadas por legisladores que atados a las viejas capas no cuentan con una conciencia de seguridad adaptada a la realidad actual.
A nivel político, en el año 2020 la situación en Argentina está camino a un desastre inminente que llevará a un colapso como en el Titanic, vayamos preparándonos.
Cuando el impacto se produzca y comiencen a pelearse por los botes salvavidas, nosotros también estaremos involucrados en la pelea.
Y mientras tanto, las grandes empresas de seguridad están más comprometidas a la rentabilidad que a la seguridad de sus clientes.
Ponen el peso a la seguridad emocional y no ofrecen seguridad cuantitativa.
Al final, parece ser más negocio hacer marketing que anticipación y prevención.
Pero como todavía se vive muy bien, (ver síndrome de la rana hervida) no se siente tan fuerte la necesidad de despertar ante esta situación.
Hasta que no estalle una enorme crisis, hasta que la situación no se torne dolorosamente agobiante, difícilmente alguien haga algo.
¿Por Qué hasta que la gente no siente los motivos para moverse, no se mueve?.
¿Porqué hay que esperar para llegar hasta tal punto?
Conclusión
Una de las cosas que van a pasar en este nuevo mundo es que se van a desmoronar las grandes empresas atadas a los viejos esquemas con los bancos, con los Estados, con las regulaciones, y con los sistemas tradicionales de justicia.
Se van a desmoronar porque no van a ser sustentables ni viables.
Fíjese que si un burócrata le va a decir dónde tiene que instalar cámaras de videovigilancia, cómo tiene que hacer su plan de emergencias, o cómo debe cobrarle a sus clientes, usted va a estar siguiendo regulaciones inadecuadas porque están construidas en base a conceptos e instituciones que están agonizando.
Basarse en la legislación actual para actuar es como decidir mirando hacia atrás. Es como conducir marcha atrás, a ciegas y sin girar la cabeza.
Si aún quiere seguir construyendo el futuro con la misma mentalidad del pasado, tenga en cuenta lo siguiente: cuando conduce para llegar a su destino, lo hace mirando hacia adelante. El parabrisas es enorme, permite una visión amplia para permitirle la mejor toma de decisiones posible.
Mientras que, comparativamente, el espejo retrovisor es minúsculo y sólo le muestra los lugares en los que ya estuvo.
Entonces, en su carrera como profesional de seguridad… ¿cómo podrá ir hacia adelante si sigue mirando hacia atrás?